Por: Amaury Sánchez
Si Jalisco fuera una obra de teatro, la escena reciente en el Legislativo local sería una tragicomedia de aquellas que arrancan risas incómodas y aplausos forzados. Aquí no hubo telón, pero sí muchas cortinas de humo. La trama: elegir al nuevo fiscal del estado. El problema: que, en lugar de una terna, nos dejaron un monólogo con un solo candidato, cortesía de don Pablo Lemus. ¿La pregunta obligada? ¿Ya estarán todos de acuerdo?
Imagínese usted esta reunión de diputados, cada uno más convencido que el anterior de que todo está en orden. En un rincón, Movimiento Ciudadano liderando la ovación, como si hubieran inventado el hilo negro de la legalidad creativa. En otro, el PRI, PAN, y el Verde levantando la mano con más entusiasmo que si les hubieran ofrecido chilaquiles gratis. Hasta Futuro y Hagamos, los que juraban ser “diferentes,” se subieron al tren sin asientos reservados. Y Morena, bueno, algunos ausentes (quizá haciendo fila para las tortillas), otros presentes, pero como que no querían, pero sí querían.
La ley dice que debe presentarse una terna, pero en Jalisco, la ley parece ser más un “sugerencia.” Es como cuando el mesero te dice: “¿Le gustaría propina?” Tú sabes que es obligatorio, pero ahí estás, pensando si es opcional. Así, con esta propuesta única, se brincaron el espíritu democrático y se pasaron de largo la legalidad.
¿Qué no se trataba de debatir opciones? ¿Qué no la idea era analizar perfiles y elegir al mejor? Pues no. Aquí se eligió rápido, como si fuera el combo de la tiendita: lo que hay, porque lo que hay es lo que hay.
Y luego, los traidores a Jalisco. Así se les debería llamar en la placa conmemorativa de esta sesión: Movimiento Ciudadano, PRI, PAN, Verde, Hagamos, Futuro y, aunque duela, algunos de Morena. Eso sí, faltó quien dijera que todo esto era por “el bien del pueblo.” Porque, claro, siempre es por el bien del pueblo, aunque el pueblo esté rascándose la cabeza y preguntando si le cambiaron las reglas a mitad del partido.
Querido lector, en esta tragicomedia no se salva nadie. Ni los que votaron, ni los que se ausentaron. Aquí todos, de una forma u otra, parecen haber encontrado su zona de confort en el caos. ¿Estarán ya de acuerdo? Parece que sí. Y si no lo están, al menos se hicieron los disimulados. Total, en Jalisco siempre habrá quien cargue con el chiste… y con la cuenta.
Porque, como diría aquel comediante de la política: “En Jalisco no hay terna, pero sí tenemos ternura… por la ilegalidad.”
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