Por Amaury Sánchez
En tiempos donde la política suele ser una carrera de obstáculos repleta de promesas olvidadas, es refrescante encontrar figuras como Sergio Chávez, presidente municipal de Tonalá, Jalisco. Y no solo porque ha logrado lo que muchos ni siquiera intentan: cumplir, sino porque lo ha hecho con un decálogo claro, una visión sólida y un equipo que, como él, se arremanga las mangas en lugar de llenarse los bolsillos.
Sergio no es un recién llegado ni un improvisado; conoce a Tonalá como un artesano conoce el barro. En su primer mandato dejó sembradas las bases para lo que hoy se consolida como un municipio que dia a dia se esta transformado, y ahora, al repetir en el cargo, demuestra que las palabras no son solo viento que se lleva el tiempo, sino el preludio de acciones tangibles.
Si algo ha caracterizado a este segundo ejercicio de Chávez es su capacidad para materializar aquello que prometió: seguridad reforzada, infraestructura renovada, desarrollo urbano y una atención constante a las necesidades de la gente. Pero no se trata solo de cumplir listas de pendientes; Sergio entiende que gobernar es un arte que requiere sensibilidad, astucia y compromiso.
Su decálogo no es un documento olvidado en un cajón; es la brújula que guía su gestión. Y lo notable es que no se queda solo en palabras escritas. Cada punto se convierte en un plan, cada plan en una acción, y cada acción en un cambio perceptible para los habitantes. Esa consistencia está dejando huella, y no solo en los anales del municipio, sino en la vida diaria de quienes, por fin, sienten que su voz es escuchada y su entorno valorado.
En esta era de la 4T, donde se busca transformar la política desde sus cimientos, figuras como Sergio Chávez destacan como ejemplos de lo que puede lograrse cuando el discurso y la acción caminan de la mano. Pero más allá de la retórica, lo que realmente inspira es ver a un líder que ama a su municipio como un hijo ama a su hogar.
Tonalá, tierra de tradición y cultura, por fin tiene un gobernante que no solo honra su pasado, sino que trabaja incansablemente por un futuro más prometedor. Si sigue así, Sergio Chávez no solo dejará un legado en su municipio, sino un ejemplo que, esperemos, otros políticos de la 4T tengan el valor y la voluntad de seguir.
Porque transformar no es solo cambiar; es mejorar, dignificar y, sobre todo, cumplir. Y en eso, Sergio Chávez ya está marcando la pauta.
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