
Por Salvador Echeagaray Guerrero, académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
¿Le gustaba a usted ir a la escuela? Muchos niños no quieren ir, porque sienten que se incomodan por las exigencias que conlleva. Pero, eso no debería ser así.
Y es que, el conocer, el tener el ocio contemplativo no debería ser motivo de incomodidad puesto que, a la escuela: debemos ir a contemplar, a tener tiempo libre para reflexionar.
Sí, escuela viene del griego Skholè (σχολή) y significa «ocio, tiempo libre». Es también la raíz de la palabra latina «schola«, que a su vez ha dado origen a “escuela”.
Y esa es la verdadera razón del aprendizaje: contemplar la verdad mediante el ocio y así alcanzar la eudemonía, la felicidad por la acción de lo más perfecto del hombre que es su racionalidad, diría Aristóteles. Claro, no nos referimos a ocio como se entiende hoy en día: estar de ocioso perdiendo el tiempo sin hacer nada, sino al tiempo dedicado a la reflexión.
De escolé- escuela nace también una corriente filosófica muy importante que tiene vigencia hasta nuestros días y la seguirá teniendo.
Se trata de la filosofía escolástica. Esta se desarrolló en la Edad Media (Del siglo V al XVI). Fue parte del impulso y crecimiento de las universidades europeas como la de Oxford, Salamanca, París, etc.
El objetivo de la escolástica era armonizar la fe cristiana con la razón. Para el escolástico no habría por qué haber contradicción en ambas. Si Dios creó todo lo que existe y la ciencia es escudriñar el origen y funcionamiento de todo, luego no habría razón para que ambas, ciencia y fe, armonizaran.
Pero, qué caracteriza al método escolástico.
1. El uso del razonamiento lógico.
En la edad media se dio gran impulso al uso de silogismos y argumentaciones de alto rigor.
2. La disputatio.
Esta era la confrontación académica donde se analizaban las cuestiones a debatir, a través, de la destrucción de objeciones para alcanzar la verdad.
3. Síntesis entre fe y razón.
Armonizar ambas pues son parte de lo mismo.
San Anselmo, un famoso escolástico dijo: “Creo para entender”.
Pues como dicen los místicos: Para los que tienen fe no es necesaria ninguna prueba.
Pero ¿por qué sigue siendo importante la escolástica?
- Es el Fundamento del pensamiento crítico.
La escolástica está basada en la argumentación lógica, el análisis de objeciones y uso del sentido común. Comprende el realismo en el cual se acepta una realidad objetiva fuera e independiente de quien la conozca o no.
Hoy, en día en la academia y en la investigación, se sigue valorando la capacidad de debatir y justificar racionalmente las ideas.
- Influencia en la filosofía y la teología contemporánea
La escolástica que comprende la filosofía de San Agustín, Tomás de Aquino y ampliamente basada en la filosofía realista de Aristóteles es una guía que permite analizar y fundamentar la filosofía y la teología de hoy. Si bien, algunos conocimientos teológicos se dan dentro del ámbito del misterio, la escolástica proporciona el ancla por la cual, la barca del entendimiento no sucumbe en aguas turbias. - Base del derecho y la política occidental
Conceptos como la ley natural, desarrollados por Tomás de Aquino, influyen en la teoría jurídica y en los derechos humanos. La idea de que existen principios universales de justicia es heredera de la Escolástica. - Diálogo entre fe y ciencia
En un mundo donde la ciencia y la religión a veces parecen enfrentadas, la Escolástica ofrece un modelo de integración: la razón no excluye la fe, y la fe puede dialogar con la razón. - Educación y método
El método escolástico inspiró la estructura de las universidades modernas: discusión, argumentación y sistematización del conocimiento. Hoy, en la enseñanza superior, se mantiene la idea de formar mentes críticas y analíticas.
Ergo: La Escolástica no es una filosofía enterrada en la Edad media, es una tradición intelectual que enseña a pensar con rigor, a dialogar entre creencias y razón, y a buscar la verdad mediante el análisis crítico.
El Dr. Héctor Salvador Echeagaray Guerrero es Director del Departamento de Filosofía de la UAG.
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