Por Jaime Hernández Ortiz
El pasado 4 de mayo el Consejo Nacional de Morena emitió una serie de lineamientos a los que llamó “Lineamientos para el comportamiento ético que deben tener las personas representantes, servidoras públicas, protagonistas del cambio verdadero y militantes de morena”
El documento, de once cuartillas, seis capítulos y un transitorio, pretende cubrir un aparente vacío que se ha observado con relación a diversos escándalos que han puesto en entredicho el cambio verdadero que promueve el partido;como han sido conductas deshonestas – sobre todo de funcionarios públicos–, falta de transparencia y rendición de cuentas, conflictos de intereses, abuso de poder y actos anticipados de campaña, disfrazada de atención a grupos vulnerables, entre muchos otros.
Luego de una lectura muy elemental se observa que el documento, contiene diversas limitaciones y no dice nada nuevo o que no esté ya incluido en diversas prohibiciones dentro del Estatuto, el Reglamento de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, códigos penales, así como de leyes electorales federales y locales.
Es cierto que los códigos de ética son esenciales y necesarios en toda institución y más para un partido, ya que ayudan a fijar cierta identidad y diferencia respecto de una conducta deseada en contraste con la de otras instituciones o institutos políticos.
Pero en este caso vemos que morena una vez más recurre al discurso y no a los hechos. ¿Qué se entiende por humanismo mexicano? ¿Cuál es su diferencia con el chileno o ruso?¿Cómo se puede medir- para poder sancionar en efecto- el no mentir, no robar y no traicionar?
Regular aspectos meramente éticos que se ubican en las esferas de lo ideal, poco o nada tiene de utilidad, excepto que estos nuevos Lineamientos sirvan para utilizarse con fines políticos, como seguramente terminará sucediendo.
El mismo documento dice que servirá para “valorar candidaturas”, pero ya sabemos cómo se definen.
En realidad, los Lineamientos no contienen “reglas claras”, sino que son una lista más o menos general de valoresy principios con los que muy difícilmente no se puede estar en desacuerdo. El problema es que, aunque estemos de acuerdo, no tenemos mecanismos para verificar su incumplimiento ni con qué parámetros.
Por principio de cuentas ya nos encontramos que muchas de las disposiciones de estos Lineamientos resultan ser vagas y ambiguas. Un ejemplo: ¿cuál es la ropa de marca exclusiva?¿Por qué no se incluyó el uso de yates y helicópteros?
Son Lineamientos que poco o nada ayudarán a que los militantes desplieguen una mejor conducta moral, pues fue notoria la ausencia de conceptos en temas como la no reelección, la trasparencia pro activa y el nepotismo, que no tiene una perspectiva transversal. En gran medida entoncesseguirán prevaleciendo reglas no escritas con sus anti-valores
Para que funcionen unos lineamientos éticos se requiere de una serie de estrategias y acciones, empezando por una fuerte voluntad política para que no sean letra muerta y ponerlos constantemente a prueba.
Sobre todo, se requiere contar con una Comisión de Justicia partidaria verdaderamente imparcial e independiente.No existe.
En teoría, los Lineamientos van dirigidos a todos los militantes incluidos funcionarios públicos y legisladores, pero llama la atención que, cuando uno pretende ver cuáles son criterios o el estándar de sanciones para aplicar a eventualesinfractores, sucede que no se dice nada.
O sea, lo más grave es que los Lineamientos que serán letra muerta por la sencilla razón de que no contemplan un capítulo de sanciones.
En realidad, como muchas otras normas partidistas, este código de ética partidista no va a lograr que los militantes empiecen a ser más morales y humanistas. Los códigos no influyen para determinar las decisiones éticas para quienes deben asumirlos, pues por lo regular se aplican de forma vertical y no horizontal.
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