Amaury Sánchez
El eco de las balas que segaron la vida de nuestro compañero de lucha, Alejandro Gobel, resuena en cada rincón de nuestra sociedad. Su asesinato, un acto atroz y cobarde, no solo nos deja un vacío irremplazable, sino que también nos confronta con la cruda realidad de un país y el estado que parece haber perdido el rumbo. Alejandro, un ferviente defensor de los derechos sociales y ambientales, se erigió como un baluarte en la lucha contra los verificentros y el injusto cobro que estos implicaban. Su voz, firme y decidida, señalaba con valentía al gobernador Enrique Alfaro, acusándolo de perpetuar un gobierno recaudatorio que antepone los intereses económicos a la vida y bienestar de los ciudadanos.
La tristeza que hoy nos embarga no conoce de colores políticos. Desde todos los ámbitos sociales, desde todas las trincheras ideológicas, se alza un grito de indignación y dolor. Alejandro no solo era un luchador; era un ser humano comprometido con su comunidad, un faro de esperanza para aquellos que anhelan un futuro más justo y equitativo. Su vida fue un testimonio de resistencia, y su muerte, un recordatorio escalofriante de los peligros que enfrentan quienes se atreven a desafiar el statu quo.
El artero ataque, perpetrado a escasas esquinas de su hogar, con engaños que lo llevaron a una trampa mortal, es un reflejo de la impunidad que impera en nuestra sociedad. Los asesinos, cobardes en su accionar, huyeron dejando tras de sí no solo un cuerpo sin vida, sino también un legado de lucha que no debe ser olvidado. Este acto vil no puede quedar impune; es un llamado urgente a las autoridades para que se tomen medidas efectivas que garanticen la seguridad de quienes defienden causas justas.
Hoy, más que nunca, debemos unir nuestras voces en un clamor por justicia. La lucha de Alejandro no puede ser en vano. Debemos exigir que se esclarezcan los hechos, que se identifique y se lleve ante la justicia a los responsables de este crimen. No podemos permitir que el miedo silencie a quienes se atreven a alzar la voz. La memoria de Alejandro Gobel debe ser un faro que ilumine nuestro camino hacia un futuro donde la vida y la dignidad sean respetadas.
En este momento de dolor, hacemos un llamado a la reflexión. La lucha por un mundo más justo y equitativo es responsabilidad de todos. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante la violencia que arrebata vidas y silencia voces. La muerte de Alejandro es un recordatorio de que la lucha continúa, y que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la construcción de un futuro donde la justicia y la paz sean una realidad.
Hoy, rendimos homenaje a Alejandro Gobel, un verdadero héroe de nuestra comunidad. Su legado vivirá en cada uno de nosotros, en cada acción que tomemos para seguir luchando por un mundo mejor. Que su memoria nos impulse a seguir adelante, a no rendirnos ante la adversidad y a luchar con más fuerza por aquellos ideales que él defendió con tanto fervor. ¡Justicia para Alejandro Gobel!
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