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La estrategia que redefinió la política mexicana. Segunda parte

Por Carlos Anguiano

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@carlosanguianoz en redes sociales.

El triunfo de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales de 2024 confirmó que el proyecto político iniciado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) mantiene una conexión profunda con amplios sectores de la sociedad mexicana. Sin embargo, su llegada a la presidencia no fue un simple relevo mecánico. La nueva mandataria capitalizó los aciertos de la estrategia lopezobradorista —narrativa, organización, comunicación y programas sociales—, pero también introdujo matices y mejoras que reflejan su propio estilo de liderazgo y las exigencias de un México en transformación.

En primer lugar, Sheinbaum conservó la estructura territorial y la narrativa central que le heredó Morena. Al igual que su antecesor, continuó presentando a la “Cuarta Transformación” como un movimiento histórico, una tarea de largo aliento que trasciende sexenios. Esta continuidad le permitió mantener cohesionado al electorado que, de acuerdo con encuestas de Parametría y Mitofsky, sigue valorando los programas sociales y el discurso de justicia social. Sin embargo, a diferencia de AMLO, Sheinbaum ha optado por un lenguaje menos confrontativo. En sus primeros meses ha reducido el uso de términos polarizantescomo “conservadores” o “fifís”, privilegiando un tono más técnico y conciliador para atraer a sectores de clase media y a inversionistas.

En el terreno de la comunicación directa, Sheinbaum tomó el modelo de las conferencias matutinas, pero introdujo ajustes significativos. Si bien mantiene encuentros diarios con los medios, su formato es más breve y enfocado en resultados de gestión, con un énfasis en datos, indicadores y presentaciones técnicas. Investigadores de Signa Lab señalan que este cambio busca proyectar una imagen de eficacia y continuidad institucional, evitando el desgaste que provocaba la confrontación diaria característica del sexenio anterior. Además, ha potenciado el uso de plataformas digitales, especialmente transmisiones en vivo segmentadas y espacios interactivos en redes sociales, para llegar a públicos jóvenes que consumen información fuera de los medios tradicionales.

La política social se mantiene como eje central, pero con un enfoque de innovación y sustentabilidad. Programas emblemáticos como la Pensión para Adultos Mayores y las Becas Benito Juárez continúan, pero Sheinbaum ha impulsado nuevas iniciativas en transición energética, movilidad sustentable y educación tecnológica, áreas que fueron banderas de su gestión en la Ciudad de México. Estas medidas no solo refuerzan la base social de Morena, sino que también posicionan al gobierno como actor de vanguardia frente a los retos del cambio climático y la economía digital.

En materia de alianzas políticas, Sheinbaum ha consolidado la coalición con el Partido del Trabajo y el Partido Verde, pero ha buscado abrir canales de diálogo con sectores empresariales y con gobernadores de oposición. De acuerdo con analistas de El País y Animal Político, este giro busca garantizar estabilidad legislativa y atraer inversiones en proyectos estratégicos como el corredor interoceánico y las energías renovables. Su capacidad para mantener la mayoría en el Congreso, sin depender de confrontaciones permanentes, ha sido interpretada como un signo de pragmatismo.

Otro aspecto que distingue su estrategia es la incorporación de una agenda de género más explícita. Sheinbaum ha convertido su condición de primera presidenta en una herramienta de legitimidad, impulsando políticas de igualdad salarial, paridad en cargos de decisión y programas para combatir la violencia de género. Este enfoque amplía la base social de la Cuarta Transformación, especialmente entre mujeres urbanas y jóvenes, sectores que demandan cambios culturales además de beneficios económicos.

En el plano internacional, Sheinbaum ha mantenido la política de soberanía y respeto a la autodeterminación, pero con mayor apertura a la cooperación científica y ambiental. Ha fortalecido vínculos con organismos multilaterales en temas de transición energética y tecnología, proyectando a México como un actor confiable en debates globales sobre cambio climático.

El estilo personal también marca una diferencia. Mientras López Obrador construyó su liderazgo a partir del carisma y la movilización popular, Sheinbaum apuesta por la gestión técnica y la evidencia científica. Su formación como doctora en ingeniería ambiental se refleja en la presentación de diagnósticos, metas y evaluaciones periódicas. Esta estrategia busca conservar la conexión emocional con las bases morenistas, pero sumando credibilidad ante sectores que valoran la eficiencia administrativa.

En conjunto, Claudia Sheinbaum ha logrado una transición que combina continuidad y renovación. Conserva los elementos que dieron fuerza al proyecto lopezobradorista —programas sociales, narrativa histórica, contacto directo—, pero los adapta a un contexto que exige menos confrontación y más resultados tangibles. Su reto será mantener la cohesión de un movimiento amplio mientras introduce una agenda más técnica y global. Si lo consigue, su sexenio podría consolidar a la Cuarta Transformación como un proyecto político de largo plazo, demostrando que la comunicación efectiva puede evolucionar sin perder la esencia que la hizo triunfar en 2018.


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