Por Jorge Eduardo García
“Para tener la lengua larga es necesario tener la cola corta” dice el refrán popular y aunque todos somos libres de expresarnos no debemos ser olvidadizos y más en política como le sucede a la actual diputada ex priista y hoy morenista Itzul Barrera, la misma que ha trabajado al lado de su padre el periodista ficción y corrupto confeso Jaime Barrera ex director editorial de Milenio Jalisco, haciendo el 1-2, y engañando a varios diciendo que están distanciados cuando en realidad no lo están.
Ambos son olvidadizos, el padre que siempre fue muy agudo en tocar temas de fiscalización a su manera y acorde a sus intereses, actualmente los elude.
De la diputada Itzul Barrera podemos decir que se mueve bien en redes sociales, toca puntos sobre la administración municipal de Guadalajara y eso le va bien sobre la deficiencia de los servicios públicos del Ayuntamiento tapatío pero no le queda abordar temas de corrupción cuando ella en su momento fue partícipe de un caso de peculado y que aunque moralmente deben avergonzar cuando se tiene vergüenza, pero es obvio que les da amnesia y creen que la sociedad no tiene memoria.
En el mes de Mayo de 2015 la ahora diputada local Itzul Barrera junto con su padre Jaime Barrera, se vieron envueltos en escándalos mismos que luego desencadenaron en la salida del periodista ficción de grupo Milenio.
Durante la campaña a la presidencia municipal de Guadalajara donde los protagonistas fueron Enrique Alfaro Ramírez de Movimiento Ciudadano y el entonces priista Ricardo Villanueva Lomelí, que fue aplastado en las urnas- la hija del corrupto confeso Jaime Barrera y su hija Itzul Barrera actual diputada de Morena fueron exhibidos, pues siendo ella empleada en el Instituto de la Mujer en el periodo de gobierno del extinto gobernador priista Aristóteles Sandoval Díaz fue acusada de presentarse a cobrar sin trabajar y estaba dedicada a hacer campaña y -eso es peculado- a favor de Ricardo Villanueva.
En su propio perfil, la ciudadana Itzul Barrera, presumía que participaba en la campaña de Ricardo Villanueva, invitaba a votar por él, y mandaba un mensaje que no dejaba lugar a dudas de la militancia priista de ella y de su padre, y por ende del periódico Milenio que entonces dirigía y que llevó a ese medio en su momento a perder credibilidad.
Ella portaba una gorra del PRI con el nombre del candidato de ese partido a la presidencia municipal de Guadalajara Ricardo Villanueva, y a la vez, una camiseta con un extenso logo de Grupo Milenio, o sea todo parecía trabajaban en conjunto con su padre.
Nada de malo tiene que la muchacha, hubiera militado donde desee y trabajara donde la contrataran, pero estar acusada de ganar 120 mil pesos mensuales y sin presentarse a trabajar y a su vez dedicarse a hacer campaña por el PRI sí que es vergonzoso.
Por cierto habría que preguntarle al periodista confeso Jaime Barrera, si ya regresó los miles de pesos que cobró por error informático – así le puso- en su columna Radar que escribió en estado de ebriedad según dicen algunos quienes trabajaron al lado de él en Milenio.
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