¡Ay, Jalisco, no te rajes! Enrique Alfaro, el gobernador que ha hecho de la controversia su mejor aliado, vuelve a sacar a relucir el tema del pacto fiscal justo cuando está a punto de colgar los guantes. ¿Acaso se le ha subido la adrenalina de la despedida o simplemente está buscando un último momento de gloria en el escenario político?
Recordemos que en sus inicios, Alfaro ya intentó salir del pacto fiscal y, como buen mago, hizo desaparecer sus argumentos en un abrir y cerrar de ojos. Convenció a varios de sus colegas gobernadores, pero al poco tiempo, la realidad les dio un sopapo y se dieron cuenta de que la idea era más un sueño guajiro que una estrategia viable. Ahora, a días de dejar el cargo, vuelve a sacar el tema como si fuera un truco de magia que nunca se va de la chistera.
El pacto fiscal, ese monstruo que alimenta la infraestructura y el desarrollo regional, es como el primo incómodo en las reuniones familiares: todos saben que está ahí, pero nadie quiere hablar de él. La Federación, que se lleva la mayor parte de los impuestos, es el recaudador que, aunque no siempre es querido, es necesario. Y aquí viene la pregunta del millón: ¿tiene sentido que Alfaro reviva este debate en su ocaso político?
Los gobernadores de la Alianza Federalista, en su afán de hacerse escuchar, parecen olvidar un pequeño detalle: no tienen la capacidad administrativa ni financiera para manejar la recaudación de impuestos. Es como si un niño pequeño quisiera manejar un coche de carreras; la idea suena emocionante, pero el resultado podría ser un desastre. Según el especialista Carlos Brown, los estados inconformes, como Jalisco, recaudan menos del 10% de los impuestos del país. ¡Menuda ironía! Quieren más autonomía, pero no tienen ni la estructura para sostenerla.
Así que, ¿qué pretende Alfaro con este nuevo intento? ¿Es un acto de soberbia o simplemente un último grito de auxilio en un mar de incertidumbre? Tal vez busca dejar un legado, aunque sea uno lleno de contradicciones. O quizás, solo quiere que hablemos de él una vez más antes de que se bajeel telón.
En conclusión, el pacto fiscal es un tema que, aunque polémico, no se puede abordar con la ligereza de un chiste. La realidad es que, sin la Federación, muchos estados estarían en serios aprietos. Así que, querido Enrique, antes de salir por la puerta grande, tal vez deberías considerar que a veces, lo mejor es dejar las cosas como están. ¡Salud por Jalisco y por un futuro más sensato!
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