Amaury Sánchez
¡Ay, Jalisco! Tierra de mariachi, tequila y, por supuesto, de una política que parece sacada de una telenovela de bajo presupuesto. En el centro de este drama se encuentra MORENA, que, como buen tren de carga, avanza a su ritmo, pero no sin algunos pasajeros inesperados que intentan colarse en el vagón de la gobernatura. Y aquí es donde entra nuestra protagonista, la candidata Claudia Delgadillo, quien, a pesar de las turbulencias, sigue en la lucha por la anulación de la elección. ¡Que no se diga que no hay perseverancia!
Pero, ¿quiénes son estos nuevos «militantes» que se asoman por la ventana del tren MORENISTA? Pues nada menos que un elenco variopinto de advenedizos, simpatizantes y, por qué no, algunos que se creen más listos que el promedio. Entre ellos, encontramos a los intelectuales que, con sus gafas de pasta y su aire de superioridad, conocen la ley electoral como si fuera un poema de Neruda. Estos son los que tienen más cercanía con los altos mandos del tribunal que con sus propios vecinos. ¡Ah, la política y sus amistades peligrosas!
La controversia está servida: unos dicen que sí, otros que no, y en medio de este vaivén, los infiltrados del candidato que se dice «ganador» parecen estar más interesados en descarrilar el tren que en ver cómo avanza. ¡Qué espectáculo! Es como si en lugar de un debate político, estuviéramos en un concurso de talentos donde todos quieren demostrar quién es el más astuto.
Y mientras tanto, Claudia Delgadillo, con su sonrisa y su determinación, se enfrenta a este circo. ¿Logrará conseguir la anulación y repetir la elección? La respuesta es tan incierta como el clima en Guadalajara: un día soleado y al siguiente, ¡zas! Tormenta. Pero lo que es seguro es que el tren MORENISTA sigue su camino, aunque con algunos baches y pasajeros que no tienen boleto.
Así que, queridos lectores, agárrense fuerte, porque la política en Jalisco promete más giros que una montaña rusa. Y mientras los advenedizos intentan subirse al tren.
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