Amaury Sánchez
¡Ay, Jalisco! Tierra de mariachi, tequila y, por supuesto, de un Gobernador que ha decidido que la culpa de la inseguridad en el estado se la carguen los periodistas. Sí, así como lo oyen. En su último informe, el Gobernador de Jalisco, con la habilidad de un mago que saca conejos de un sombrero, ha logrado desviar la atención de los problemas reales y ha apuntado su dedo acusador hacia aquellos que, con micrófono y pluma en mano, se atreven a informar sobre la cruda realidad que vivimos.
Es curioso, ¿no? En un estado donde los desaparecidos son más que los chistes malos en una reunión familiar, el Gobernador se siente más cómodo señalando a los medios que enfrentando la dura verdad: Jalisco es el primer estado en desapariciones y, para colmo, se ha convertido en la mayor fosa clandestina del país. Pero claro, eso no es algo que se mencione en un informe que busca más el aplauso que la autocrítica.
Y mientras él se escuda detrás de su discurso, los jaliciensessiguen sintiéndose inseguros. De hecho, de cada diez, seis se sienten como si estuvieran en una película de terror, y no de esas de bajo presupuesto. Esto no es nuevo, ya que esta sensación de inseguridad ha crecido desde que su partido, Movimiento Ciudadano, tomó las riendas del estado. Pero, ¿quién necesita estadísticas cuando puedes culpar a los que informan sobre ellas?
Además, no podemos olvidar el pequeño detalle del endeudamiento. El Gobernador ha dejado a Jalisco con más deudas que un estudiante universitario después de graduarse. Y mientras él se preocupa por su imagen, los jalicienses se preguntan cómo van a pagar las cuentas y, más importante aún, cómo van a vivir sin miedo.
Y para rematar, la cereza del pastel: la incertidumbre de las elecciones pasadas. Con señalamientos de intervención ante el IEPC, parece que el Gobernador no solo quiere ser el rey del estado, sino también el director de la obra de teatro electoral. ¿Y quién se lleva el papel protagónico? El Lic. Pablo Lemus, su sucesor, que parece haber ganado más por la mano del Gobernador que por el voto del pueblo.
Así que, querido lector, mientras el Gobernador lanza sus dardos hacia los medios, recordemos que la verdadera responsabilidad recae en quienes tienen el poder de cambiar las cosas. Y aunque los periodistas pueden ser el chivo expiatorio perfecto, la realidad es que la inseguridad, la deuda y la desconfianza son problemas que no se solucionan con un simple «no es mi culpa». ¡Viva Jalisco y que viva la verdad!
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