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Crónicas del Poder Guinda. Andy se trepó… y lo bajaron de un jalón

Por: Amaury Sánchez

En la comedia política mexicana —que a veces parece escrita por los guionistas de La Rosa de Guadalupe en colaboración con los hermanos Marx— siempre hay un personaje que se adelanta a la historia y, en vez de seguir el libreto, improvisa como si ya tuviera el Óscar en la bolsa.
Esta semana, ese personaje fue Andy López Beltrán.

Sí, Andy: hijo de ya-sabemos-quién, conocido en el mundo político por su peinado a prueba de viento, su paso ligero entre estructuras morenistas… y por la fe ciega de que su apellido es garantía de futuro. Futuro presidencial, por supuesto.

Hasta que se topó con la cruda realidad: el apellido abre puertas, sí… pero no todas. Y menos cuando la presidenta en funciones, Claudia Sheinbaum, lo ve más como estorbo que como heredero.

El descontrol que provocó la aceleración de Andy no fue bien visto en Palacio Nacional —ni en la nueva versión presidencial de Palacio—. Se movía demasiado, hablaba de más y, según cuentan, ya hasta tenía playlist para el 2030.
Ante el desparpajo, Sheinbaum no se anduvo con rodeos. Se quejó. Y lo hizo con fuerza.
La instrucción fue clara: ciérrenle los apoyos.

Y entonces ocurrió la escena digna de novela tropical: en el rancho de Palenque, rodeado de ceibas, grillos y política a la antigua, el expresidente Andrés Manuel López Obrador puso orden en su propia casa.
Ahí, sin megáfono ni mañanera, le dijo a su retoño algo así como:
—“Mira, muchacho, ya bájale dos rayitas. La presidencia no se hereda, y tú ni diputado has sido.”

Le ofreció una alternativa “más aterrizada”: buscar la Jefatura de Gobierno de la CDMX… pero solo si antes logra ganar algo por su cuenta, con votos reales, sin empujones ni apellido de por medio.

Y así, Andy pasó de delfín consentido a peje en entrenamiento. Sin candidatura, sin reflectores… y con el ego en paños fríos.

La moraleja es clara y clásica: en política, como en los castillos, el trono no siempre es para el hijo del rey. Y menos cuando la reina ya está gobernando.


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