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“Carlota, la pistolera de la tercera edad, y la matutina”

Por Amaury Sánchez

¡Ay Carlota, Carlota! Que una cosa es jugar lotería en la unidad habitacional y otra muy distinta es jugar al “Bang, bang” en el municipio de Chalco. Porque una puede gritar “¡La calavera!” cuando sale el cartón, pero no cuando está uno echando plomazos como en el Viejo Oeste… versión INAPAM.

Resulta que la señora Carlota “N” (la “N” es de “No me toquen lo mío”) decidió que ya no había leyes, ni abogados, ni intermediarios de bienes raíces. Que si la casa se siente tuya, pues se toma como si fuera turno en la fila de las tortillas. ¿El método? Nada de papelitos ni notarios: puritito cañón calibre viejita encabronada.

Y así, pistola en mano y honor en el pecho (o en la cadera, donde se guarda el fierro), la señora protagonizó su propio episodio de La Rosa de Guadalupe, edición ¡Esto no es tuyo, chamaco!, dejando un saldo fatal de dos personas sin vida y un país sin palabras. Bueno, con muchas… pero todas en redes sociales.

¿Y quién salió al paso con la seriedad de una libreta de actas? ¡Nuestra presidenta de la república, la Doctora Sheinbaum! Que en plena mañanera, entre datos, cifras y la eterna promesa de “lo estamos revisando”, se trepó al tren del trending topic como buena política moderna: cuando hay balazos, mejor que hablen los de la fiscalía, y cuando hay memes, mejor sonreír.

“Hay que esperar”, dijo la presidenta, lo cual es sabio. Porque si nos lanzamos a opinar antes que la Fiscalía del Estado de México, capaz que acabamos culpando al calentamiento global, a los ovnis, o a que no le dieron su lugar a la señora Carlota en el transporte público y desde ahí empezó todo.

El caso es que ahora tenemos que esperar, como cuando se enfría el arroz o como cuando uno pide turno para que lo atienda el IMSS. Mientras tanto, Carlota “N” ya se volvió la versión mexiquense de Clint Eastwood en su última película… sólo que sin música épica y con testigos grabando en vertical.

Y mientras la justicia llega (montada en burro por lo visto), la pregunta persiste: ¿hasta dónde puede llegar la desesperación de una persona mayor sin que intervenga el Estado, el DIF o por lo menos el vecino que siempre se mete donde no lo llaman?

Eso sí: si en algo tiene razón Sheinbaum, es que antes de repartir culpas, hay que esperar los datos… aunque lo cierto es que con esta historia ya tenemos material para una serie, una marcha y mínimo tres chistes de tío incómodo en la sobremesa.

Porque en este país, lo único más rápido que una pistola es el juicio de Twitter… y lo único más lento que la justicia es el Metro de la Línea 12 en domingo.
Así que ya lo sabe, querido lector: cuide su casa, sus escrituras y a sus tías con carácter explosivo. Porque uno nunca sabe cuándo una disputa por metros cuadrados termina en tragedia… o en mañanera presidencial. Y si ve a una abuelita empuñando algo más que una bolsa del mandado, no se acerque, no la confronte… ¡y mejor grite “¡agua va!” mientras corre en zigzag!

Porque en México, donde la realidad supera a la ficción y las pistolas aparecen más que los peritos, lo único seguro es que hasta las balas tienen GPS… y parece que ya encontraron ruta directa a Palacio Nacional.


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