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Balance de Gertz Manero en Fiscalía General de la República (FGR)

Por Carlos Anguiano

www.youtube.com/c/carlosanguianoz

Cuando en enero de 2019 Gertz Manero fue nombrado primer fiscal general autónomo, se creo la expectativa de tener una instancia de justicia federal más independiente, fuerte y capaz de enfrentar crímenes complejos. Tras casi siete años al frente —hasta su renuncia el 27 de noviembre de 2025— su paso deja luces y sombras.

Entre los puntos positivos de su gestión destaca la propia consolidación de la FGR como una institución formalmente autónoma, en sustitución de la antigua Procuraduria. En sus primeros años, la designación de Gertz representó una apuesta por la continuidad de un proyecto de justicia federal con nuevo rostro, lo que generó expectativa de que casos emblemáticos —corrupción, crimen organizado, etc.— pudieran avanzar con más seriedad.

También merece reconocerse que durante su mandato la FGR sobrevivió a numerosos embates políticos, manteniéndose como eje de la procuración federal incluso ante cuestionamientos internos y externos. Hasta su salida, Gertz era uno de los pocos altos funcionarios del anterior sexenio que se mantenían en sus cargos; su continuidad había sido avalada por la entonces próxima presidenta, lo que sugería confianza en su permanencia.

Sin embargo, esa expectativa poco a poco se fue erosionando. A lo largo de su gestión la FGR acumuló críticas por su falta de resultados contundentes en muchos de los casos mediáticos que al inicio despertaron esperanza. Casos como el de presuntos actos de corrupción o delitos graves atribuidos a exfuncionarios de anteriores gobiernos quedaron estancados, rescindiéndose investigaciones o cerradas por “falta de pruebas”. Muchas veces los jueces devolvieron la causa o absoluciones —lo que para muchos fue síntoma de investigaciones mal integradas.

A ello se sumó la percepción de opacidad: contratos adjudicados por la FGR sin licitación, gastos considerados superfluos, y sobrecostos en servicios de lujo, lo que contrastaba con los ideales de austeridad del gobierno. Su mandato estuvo marcado por decisiones polémicas: entre ellas, el uso de la Fiscalía en asuntos personales, como el caso de la viuda de su hermano y su familia —una causa que fue reabierta por la FGR bajo su vigilancia.

Quizás el ejemplo más doloroso para quienes esperaban justicia fue la absolución o el cierre de expedientes emblemáticos sin castigo, lo que alimentó la percepción ciudadana de impunidad y desgaste de la autoridad moral de la FGR. A lo largo de los años circularon rumores sobre su salud, ausencias prolongadas del escenario público y escasas apariciones en medios o conferencias de prensa, lo que alimentó críticas sobre su eficacia real al mando de la Fiscalía. Al final, lejos de esperar a la conclusión natural de su mandato en 2028, Gertz presentó su renuncia. Oficialmente aceptó un cargo diplomático, tras ser propuesto por la presidenta Claudia Sheinbaum.

Esa decisión, tras una dilatada negociación política, marca el cierre de una etapa que, para muchos, quedó a medio camino: con promesas, pero sin las transformaciones de fondo que México reclama.

Ernestina Godoy, asume el cargo de forma temporal tras la renuncia de Gertz Manero. El proceso constitucional exige que el Senado elabore una lista de candidatos —mínimo 10— de los cuales el Ejecutivo propondrá una terna, y finalmente la Cámara Alta elegirá al nuevo fiscal.

Los nuevos retos para la FGR implican demostrar que la FGR puede operar con mayor eficacia; reducir la percepción de impunidad y opacidad, transparentando procedimientos, evitar denuncias de conflicto de interés, gastos excesivos o favoritismos; alinear la Fiscalía con los objetivos de seguridad y justicia de la administración Sheinbaum, sin sacrificar la autonomía institucional, y recuperar confianza ciudadana; enfrentar crímenes federales complejos (corrupción, crimen organizado, violaciones graves de derechos humanos), con un enfoque serio, profesional y respetuoso del debido proceso; y restaurar la legitimidad de la procuración de justicia, para que los ciudadanos sientan que la FGR no es un engranaje al servicio del poder, sino del Estado y de la sociedad.Sólo así avanzaremos hacia la transformación útil,coherente, eficaz y confiable.


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