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El nuevo mapa sindical en Jalisco


Por Carlos Anguiano

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Entre la tradición y la emergencia de nuevas fuerzas, en Jalisco, el sindicalismo atraviesa un proceso de reconfiguración que combina a las viejas centrales obreras con nuevas agrupaciones que buscan legitimarse frente a los trabajadores y frente al poder político. Mientras que organizaciones históricas como la CTM, la CROC y la CROM mantienen presencia en sectores industriales, turísticos y de servicios, otros gremios del ámbito público como los del magisterio y la salud se han consolidado como actores de primer orden. En medio de esta dinámica, la Federación de Sindicatos Autónomos Federados (SAFE) se posiciona como una alternativa emergente que concentra a trabajadores de la burocracia estatal y federal, encabezada por sindicatos que reclaman independencia de los intereses partidistas tradicionales.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), liderado por el Dr. José Guadalupe Ramírez Robledo, ha ganado un peso inédito en el panorama jalisciense. Con una membresía que superalos 20 mil trabajadores entre plazas federales y estatales, es actualmente el sindicato más numeroso dentro de SAFE y uno de los más influyentes en el sector público estatal. Su crecimiento no es casual: responde a la expansión de los servicios de salud, a la necesidad de representación frente a las reformas del sistema nacional y a las tensiones en torno a la seguridad laboral y las pensiones. El SNTSA se ha convertido en un actor clave en las negociaciones con el Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (IPEJAL), donde ha exigido garantizar los derechos de médicos, enfermeras y personal administrativo.

A su vez, SAFE, encabezada por Jose Miguel Leonardo Cisneros, busca promover un sindicalismo más democrático y transparente. A diferencia de las centrales tradicionales, su apuesta consiste en integrar sindicatos diversos —educación, salud, administración pública— bajo un modelo horizontal de toma de decisiones. En Jalisco, su importancia no radica aún en el volumen global de afiliados, sino en la capacidad de tejer redes entre gremios que antes negociaban por separado y que hoy encuentran un frente común. En este sentido, el peso del SNTSA dentro de la federación es decisivo: no solo aporta la mayoría de sus integrantes, sino que le otorga visibilidad en coyunturas críticas como la pandemia y las actuales discusiones sobre la federalización de los servicios de salud.

En contraste, los sindicatos del magisterio siguen siendo los más numerosos en términos absolutos. El SNTE Sección 16, que agrupa a trabajadores federalizados de la educación, cuenta con más de 90 mil miembros activos y jubilados, mientras que la Sección 47 concentra alrededor de 28 mil docentes estatales. Ambos gremios ejercen influencia directa en la vida pública jalisciense, pues sus movilizaciones repercuten en el sistema educativo y en la estabilidad de miles de familias. La Sección 16, bajo la dirigencia de Leonel de Jesús Mayorga Anaya, mantiene cierta cercanía con Morena a nivel nacional, mientras que la Sección 47, encabezada por Ilich González Contreras, ha optado por un diálogo más estrecho con el gobierno estatal de Movimiento Ciudadano.

En el sector salud, el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), Sección III en Jalisco, renovo su dirigencia con Ricardo Cañedo al frente, representa a los empleados del IMSS y continúa siendo un interlocutor fundamental para la autoridad federal. Su relación con Morena es evidente, aunque no rompe los vínculos históricos con el PRI. En conjunto, SNTSS y SNTSA representan a decenas de miles de trabajadores de la salud, configurando un bloque estratégico cuya capacidad de presión se traduce en mesas de negociación recurrentes con ambos niveles de gobierno.

Por su parte, la CTM de Jalisco, encabezada por Juan Huerta Péres, ha transitado de ser la columna vertebral del priísmo a convertirse en un aliado de Movimiento Ciudadano. Con presencia en la construcción, el transporte y la industria, la central mantiene un peso considerable en la relación obrero-patronal y en la política estatal, además de convertirse en un protagonista de la lucha sindical nacional. La CROC, más cercana al sector turístico en Puerto Vallarta y Chapala, ha buscado vínculos con Morena, mientras que la CROM conserva influencia y moderniza su organización sindical.

El mapa sindical jalisciense refleja, en suma, una disputa de espacios entre organizaciones tradicionales y nuevas federaciones. En esa pugna, el SNTSA y SAFE representan la cara renovada de un sindicalismo que se proyecta hacia el futuro, con demandas ligadas a la calidad del servicio público, la seguridad social y la dignidad laboral. Mientras tanto, el magisterio del SNTE y las centrales obreras mantienen su rol histórico como engranajes de la política local.

El reto para todas estas organizaciones será trascender la lógica de la negociación coyuntural y convertirse en verdaderos defensores de los derechos laborales, capaces de equilibrar las demandas de sus afiliados con la exigencia ciudadana de instituciones más transparentes y eficaces. En un Jalisco que se encamina a procesos electorales intensos hacia 2027, el sindicalismo seguirá siendo un factor determinante, tanto en las urnas como en la gobernabilidad cotidiana.


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