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Tauromaquia ¡no! Aborto sí? La paradoja de la intolerancia

Por Jorge Eduardo García

En un giro inesperado, la presidenta Claudia Sheinbaum ha expresado su apoyo a la tauromaquia, mientras que la opinión pública se divide entre los defensores de esta tradición y aquellos que la consideran una práctica cruel y obsoleta.

Sin embargo, la ironía radica en que mientras se busca preservar la tauromaquia, se permite la eliminación de una raza única de toros bravos que solo existen para su lidia en las plazas. La propuesta de sustituir la tauromaquia por una versión más «humana» podría llevar a la extinción de esta raza.

Los aficionados a la tauromaquia argumentan que el toro es objeto de culto y veneración, y que su sacrificio es una parte integral de la tradición. Sin embargo, los opositores a la tauromaquia consideran que esta práctica es cruel y que no tiene lugar en la sociedad moderna.

La paradoja radica en que aquellos que se dicen defensores de los animales están, en realidad, contribuyendo a la extinción de una raza única. La pregunta es: ¿qué es más importante, preservar una tradición cultural o proteger la vida de los animales?

La respuesta no es fácil, pero lo que es claro es que la tauromaquia es un tema complejo y multifacético que requiere una discusión más profunda y respetuosa. ¿Qué opinas tú?


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