Por Amaury Sánchez
Honestamente, la capacidad de un solo diputado de Morena, Alberto Alfaro, para frenar o redirigir esta reforma judicial en Jalisco es, en el mejor de los casos, limitada y, en el peor, casi inexistente. El Congreso local está dominado por MC y sus aliados, lo que significa que cualquier intento de oposición desde Morena dependería más de la presión social y de negociaciones estratégicas que de un verdadero contrapeso legislativo.
El vacío de liderazgo de Morena en el Congreso de Jalisco no es nuevo. Durante los últimos años, el partido ha tenido una presencia desarticulada en el estado, sin figuras fuertes que puedan marcar una agenda clara. Alfaro puede hacer ruido, cuestionar y llevar el debate a la opinión pública, pero sin una bancada sólida que lo respalde, sus posibilidades de influir en el rumbo de la reforma son mínimas.
Sin embargo, hay un par de escenarios en los que podría generar impacto:
1. Movilización social: Si logra conectar con organizaciones civiles, colectivos de abogados, jueces y académicos que tengan preocupaciones sobre la independencia del Poder Judicial, podría generar una narrativa pública que obligue al gobierno estatal a matizar ciertos aspectos de la reforma.
2. Construcción de alianzas: Aunque Morena está prácticamente solo en el Congreso local, hay otros actores políticos que podrían estar interesados en cuestionar la reforma, como el PRI o el PAN, dependiendo de cómo quieran jugar sus cartas rumbo a futuras elecciones. Si Alfaro consigue articular una oposición más amplia, podría al menos obligar a modificaciones en la iniciativa.
3. Presión desde el Congreso Federal: Morena tiene mayoría en el Congreso de la Unión, y aunque la reforma es un tema estatal, una presión bien dirigida desde el ámbito nacional podría tener cierto efecto. Pero para esto, necesitaría el respaldo de actores más fuertes dentro de su partido.
En conclusión, esperar que un solo diputado de Morena en Jalisco contrarreste esta reforma es poco realista. Si Alberto Alfaro quiere influir en el rumbo de esta iniciativa, tendrá que jugar inteligentemente, buscar aliados y, sobre todo, llevar el debate a la ciudadanía. De lo contrario, su papel quedará reducido a ser una voz crítica, pero sin impacto real en las decisiones del Congreso local.
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