Por: Amaury Sánchez
Donald Trump volvió al poder en Estados Unidos, y, como era de esperarse, su discurso inaugural vino cargado de más promesas que oferta en el Buen Fin. En resumen, el hombre está decidido a reactivar la economía de su país, derrotar a China, abolir la agenda de género y hasta ganar guerras “a la carta”. Todo esto mientras promete un futuro lleno de trabajo, prosperidad y, cómo no, petróleo. Sí, petróleo, porque eso de las energías limpias, al parecer, no es muy de su agrado.
Pero antes de que empiecen a desempolvar las pancartas de “Make America Great Again” o a buscar el tequila para brindar por el vecino del norte, vamos a desmenuzar este discurso, porque entre sus promesas, hay cosas que suenan tanto a oportunidad como a alerta de tornado.
1. La industria automotriz y Elon Musk
Trump quiere resucitar la industria automotriz americana. Al parecer, no puede ver un coche chino sin pensar en mandar fábricas de vuelta a Detroit. ¿El problema? Que Elon Musk, el rey de los coches eléctricos y los cohetes al espacio, anda como el estudiante de la UNAM: ingenioso, pero sin suficientes fondos para competir con las fábricas asiáticas.
¿Y México? Bueno, aquí podemos estar tranquilos. Nuestra mano de obra sigue siendo más económica que el dólar y, si algo sabe Trump, es que necesita autopartes mexicanas para armar su “industria revivida”.
2. No más pandemias ni negocio de vacunas
Trump asegura que con él no habrá más pandemias. Así, de golpe. ¿Cómo lo logrará? Nadie sabe, pero seguro algún asesor le vendió la idea de que las pandemias vienen con garantía limitada. Además, promete reintegrar a los militares que se negaron a vacunarse, porque en su mundo todo el tema de las vacunas era más un negocio que un problema de salud pública.
En este punto, México respira aliviado: si algo sabemos hacer es surfear olas pandémicas y salir vivos (aunque sea a puro paracetamol). Eso sí, no le digan a AMLO que las pandemias se acabaron, no vaya a ser que quiera declarar otro decreto.
3. Guerras “ganables” y la expansión territorial
En cuanto a las guerras, Trump viene con una estrategia “ganadora”: ahora solo entrará en aquellas que esté seguro de ganar. Suena lógico, pero también un poco aterrador, porque si algo tiene claro este señor es que las guerras son como los negocios: hay que entrarle donde haya ganancia.
Ah, y ojo con lo de la expansión territorial. Aunque suene a guion de película de ciencia ficción, la historia de EUA nos recuerda que cada vez que hablan de “expandirse”, alguien termina perdiendo territorio… ¿Será que México tiene que desempolvar los mapas del Tratado de Guadalupe Hidalgo?
4. ¿Y México qué?
Aquí viene lo bueno: ¿es esto positivo para nosotros? La respuesta es sí… y no. Por un lado, México tiene todo para crecer. Somos la economía número 12 del mundo (un aplauso, por favor) y tenemos petróleo, litio y un mercado de 130 millones de consumidores. Además, somos el socio comercial y vecino más cercano de EUA, lo que nos pone en una posición estratégica.
El problema es que, con Trump al mando, nunca se sabe. Hoy promete comercio, mañana amenaza con aranceles. Si algo nos enseñó su primer mandato es que negociar con él es como jugar dominó con un tramposo: siempre hay que contar tus fichas dos veces.
Reflexión final
En resumen, Trump llegó como un huracán a Washington: promete trabajo, petróleo, guerras ganables y hasta vacunas desaparecidas. ¿Qué significa esto para México? Una mezcla de oportunidades y riesgos. Estamos en una posición envidiable, pero también sabemos que con Trump, nada está garantizado.
Así que, mientras tanto, hagamos lo que mejor sabemos: trabajar, producir y, claro, estar listos para cualquier “tuitazo” que llegue desde la Casa Blanca. Porque si algo hemos aprendido, es que con Trump, el espectáculo nunca termina.
Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que La Verdad Jalisco no se hace responsable de los mismos.