Por Amaury Sánchez
Morena, Morena, Morena… ¿qué te pasó, Morena? El partido que nació como la gran esperanza para transformar al país ahora parece un campo de batalla digno de una telenovela política: con complots, alianzas rotas, protagonistas y villanos que cambian de bando según les conviene. Y sí, aunque Claudia Sheinbaum ya se acomoda en la silla presidencial, la cosa en el partido no está para presumir unidad ni mucho menos coherencia.
Por un lado, tenemos a María Luisa Alcalde como presidenta del partido y a Andy López Beltrán como secretario de Organización. A simple vista, parece que Morena busca fortalecer su estructura con un liderazgo joven. Pero, entre nosotros, ¿alguien realmente cree que Andy no está ahí para cuidar la herencia política de su papá? Vamos, que el apellido pesa más que la estructura partidista. Morena es ahora un tablero de ajedrez donde los peones son las bases y las piezas importantes solo mueven ficha según su interés personal.
Jalisco: el laboratorio del caos interno
El caso más digno de un reality show se vive en Jalisco. Aquí, Morena no necesita oposición externa porque ellos solitos se desgarran las vestiduras. La llegada de la doctora Érika Pérez como delegada interina fue recibida con más caras largas que aplausos. ¿La razón? Parece que el senador Carlos Lomelí sigue manejando los hilos como si fuera el dueño del partido en el estado. Según los rumores—que en política siempre tienen algo de verdad—, Lomelí no solo mueve las piezas en Morena Jalisco, sino que también mete mano en el Congreso local y hasta en los diputados federales.
Por supuesto, los demás liderazgos locales no se quedaron de brazos cruzados. En un giro digno de las mejores novelas de suspenso, varios diputados locales y federales se han reunido para formar su propia oposición… ¡pero no contra el partido en el poder, sino contra Lomelí y su grupo! Vamos, que en lugar de pelearle al gobernador y sus imposiciones, están más ocupados en ver quién controla la casa de Morena en Jalisco.
La verdadera oposición está desaparecida
¿Dónde quedó la famosa “unidad” que tanto predican en sus discursos? ¿Qué pasó con ese compromiso de luchar contra los intereses de las cúpulas y devolverle el poder al pueblo? En lugar de enfocarse en combatir al partido en el poder (porque, recordemos, Morena no gobierna Jalisco), están más ocupados en echarse lodo entre ellos mismos. Y mientras tanto, la ciudadanía, esa misma que votó con la esperanza de un cambio real, sigue esperando que alguien le dé resultados.
El futuro de Morena: entre espejos y caídas
Si algo queda claro es que Morena enfrenta su mayor reto desde que nació: el de no convertirse en lo que tanto criticó. Claudia Sheinbaum y María Luisa Alcalde tienen la tarea titánica de apagar incendios, unir al partido y evitar que los egos personales hundan el barco antes de 2030. Porque, si siguen así, Morena corre el riesgo de morir de éxito: siendo víctima de su propia soberbia y de sus luchas internas.
Así que, como diría cualquier madre mexicana: «Muchachos, pónganse a trabajar y dejen de estarse peleando entre ustedes. Porque si no, se los va a llevar el tren». El problema es que ese tren se llama “descontento popular,” y cuando llegue, no habrá líder ni apellido que lo detenga.
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