Por Amaury Sánchez
Hace ya un año que Don José Luis González Sánchez, un hombre ejemplar, partió de este plano. Su legado, más allá de lo empresarial, deja un profundo impacto en lo cultural y, sobre todo, en su familia. Pero, lamentablemente, no fue despedido con el respeto y la dignidad que merecía. Muy lejos de eso, el final de sus días estuvo marcado por una trama vil y dolorosa orquestada por aquellos que, paradójicamente, compartían su sangre y su historia.
Hablamos de sus sobrinos, Rubén Masayi González Uyeda y Abrahan Kunio González Uyeda, quienes, lejos de honrar a su tío, lo sometieron a una vida de sufrimiento, despojo y traición. No bastándoles con ignorar el legado emocional y ético que Don José Luis construyó con tanto esfuerzo, se dedicaron a diseñar un plan retorcido para minar su tranquilidad y aprovecharse económicamente de su ausencia.
El Fraude de los Dividendos: Una Maniobra Calculada
Uno de los hechos más indignantes radica en el manejo de los dividendos. Durante los últimos años de vida de Don José Luis, su empresa, que generó ingresos superiores a 40 mil millones de pesos, le negó el derecho básico de recibir las ganancias correspondientes a su participación accionaria. A simple vista, no hay excusa económica que justifique tal atropello. La empresa era próspera, pero las intenciones eran claras: evitar que él pudiera disfrutar de lo que legítimamente le correspondía.
El objetivo era evidente. Si Don José Luis ya no estaba, sus herederos quedarían a merced de estos socios sin escrúpulos. Dividir a la familia, despojar a los hijos y nietos del socio fundador y apoderarse del control absoluto de los activos.
El Consejo de Socios: Defraudadores de Cuello Blanco
El desequilibrio accionarial es mínimo; hablamos de diferencias de menos del 5% entre los porcentajes de Don José Luis y los de estos socios oportunistas. Sin embargo, eso no detuvo a Rubén Masaye y Abrán Kunio, quienes aprovecharon su posición dentro del consejo administrativo para orquestar maniobras de control corporativo, ignorando las leyes y violando sistemáticamente los derechos de su tío.
Por si fuera poco, también atacaron los dividendos de la señora Josefina Rodríguez González, madre y compañera de lucha de Don José Luis. A sus más de 80 años, ambos dependían de estos ingresos como su sustento. Pero eso no importó a quienes solo veían números y ventajas personales.
Un Despojo de 62 Años de Trabajo
La historia de Don José Luis González Sánchez no solo es la de un empresario exitoso, sino también la de un hombre que dedicó más de seis décadas a construir algo que benefició a muchas familias. Sin embargo, sus propios sobrinos, con quienes compartió años de esfuerzo y logros, fueron quienes lo despojaron en sus últimos días.
Hoy, a un año de su partida, queda claro que el verdadero legado de Don José Luis no reside en los dividendos que le negaron, sino en el ejemplo de dignidad que dejó a sus hijos, nietos y quienes lo conocieron. Los nombres de sus sobrinos quedarán marcados en la historia como un ejemplo de cómo el poder y la ambición pueden destruir lazos de sangre y empañar el respeto por la memoria de un ser querido.
Nota Final: Exhortamos a las autoridades y a la sociedad a tomar cartas en el asunto. Este tipo de acciones no pueden quedar impunes. Don José Luis González Sánchez merece justicia, y su familia, el respeto que durante años le fue negado.
Un año de su partida… pero una vida entera para hacer valer su memoria.
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