Por Carlos Anguiano
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Jalisco se cuece aparte. Es la entidad federativa más compleja de entender, donde la sociedad convive mezclando singularmente ingredientes de metrópoli, provincia, globalidad y regionalismos, revueltos con una característica que muchos han calificado como la doble moral, de un conservadurismo con tintes libertinos, de un comportamiento social con deslices, con licencias, con permisividades, que,al parecer, cuesta trabajo de entender en otros lugares de nuestro México.
Nuestra sociedad, predominantemente católica, conserva aún destellos de los ideales de la guerra cristera, de una fe que trasciende el culto en las iglesias y que sale a hacer fiesta con la fe, con peregrinaciones que son de las más cuantiosas en el mundo: la romería de la llevada de la virgen de Zapopan, su visita cada año a Chapala para pedir lluvias abundantes, la veneración popular y festiva de la Virgen de San Juan de los Lagos, así como el inagotable calendario de las fiestas patronales en cada municipio y región del estado, son muestra y ejemplo de la emoción con que se vive la fe religiosa.
Tradicionalmente, Jalisco fue un lugar donde fracasaron los estudios de mercado, donde fallaron las encuestas, donde se frenan las promociones publicitarias nacionales y en donde se prueban los nuevos productos, los nuevos artistas, los grupos musicales: si vienen a Jalisco y les va bien, su éxito está garantizado. Esta santa tierra es como la prueba del ácido, así lo decía antaño Raúl Velasco, el icono del espectáculo televisivo del siglo XX. Lo mismo ocurre con productos financieros sin olvidar que este estado es uno de los destinos nacionales con mayor empuje en las ventas de lujo de marcas y productos top.
Y en política, también los jaliscienses nos distinguimos por ser contreras. Nuestro estado, a pesar de tener a una de las federaciones de estudiantes mejor organizadas y fuertes de Latinoamérica, no participó protagonizando nada en el movimiento estudiantil de México en 1968 ni hemos alineado en primera fila con ninguno de los presidentes del México contemporáneo. En 2018, fecha en que el movimiento de regeneración nacional logró derrotar al PRI y asumir por primera vez una presidencia de la república, Jalisco tampoco se alineó a ellos, sino que construyó una tercera alternativa a través de Movimiento Ciudadano, partido al que Jalisco puso en el radar, en funcionamiento y se consolidó como la base de su existencia como fuerza política.
Hoy por hoy, Jalisco es el rompeolas de morena en México. Aquí la cuarta transformación no logró avanzar para obtener el gobierno de Jalisco, situación que Movimiento Ciudadano si pudo alcanzar, por segunda vez, situación que permite entender que acá la sociedad vibra distinto, la ideología es diferente y que los jaliscienses se cuecen aparte.
Sirva esta columna para saludar al nuevo gobierno del estado de Jalisco encabezado por Pablo Lemus, a quien le deseo éxito y bienestar. La oportunidad de gobernar desde la oposición, habrá de significarse por el reto de administrar mejor, generar evidencia de resultados, logros y beneficios para los jaliscienses, así como servir como carta de presentación para poner en alto el nombre del estado y abrir el horizonte de alternativas políticas para el futuro de la nación. Creatividad, exhaustivo combate a la corrupción, cercanía y contacto permanente con la ciudadanía es la clave de lograr los resultados necesarios para satisfacer la alta expectativa social y sumar adeptos.
La dura condición de ser oposición al gobierno federal, deberá manejarse de manera sensata, inteligente, racional, coherente, para no lastimar ni afectar a los jaliscienses. Somos parte de México y debemos sumarnos a todo esfuerzo racional que conlleve a mejoría, a evolución, a cambios positivos en beneficio de la población nacional y estatal. Por ello, el camino deberá conducir a un gobierno profesional, ético, que comunique bien cada día y en todo el momento. Hoy Jalisco es una ventana que tiene encima los ojos de México. Que sea para bien.
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