¡Ay, Jalisco! ¿Qué tal si le echamos un vistazo a la última obra maestra del gobernador Enrique Alfaro? En un acto digno de un ilusionista de feria, el mandatario ha decidido poner de nuevo sobre la mesa el tema del pacto fiscal, justo cuando se le empieza a ver la puerta de salida. Pero, ¡oh sorpresa! Detrás de esta cortina de humo se asoma un monstruo de deuda que haría temblar hasta al más valiente de los contadores.
Resulta que, además de la deuda directa del estado, que ya suma la friolera de 28 mil 292 millones de pesos (mdp), Alfaro se va dejando un legado de compromisos de pago que ascienden a 45 mil 484 mdp. ¡Sí, leyeron bien! Entre deuda y compromisos, el próximo gobernador tendrá que lidiar con un pasivo total de 73 mil 776 mdp. Para ponerlo en perspectiva, eso equivale a un 42.6% del presupuesto de Jalisco para 2025. ¡Menuda herencia!
Y aquí es donde la trama se vuelve más interesante. En su afán de dejar huella, el gobernador ha firmado contratos que se extienden más allá de su mandato, como si estuviera dejando un rompecabezas para que otros lo resuelvan. Uno de los más jugosos es el de la línea 4 del Tren Ligero, que promete un pago de 21 mil 614 mdp en un plazo de 36 años. ¡Eso sí que es planificar a largo plazo! O, mejor dicho, planificar para que otros se rasquen la cabeza en el futuro.
Pero no se detiene ahí. También ha dejado compromisos de pago para el Programa de Verificación Responsable que suman 7 mil 962 mdp, y tres contratos de la Comisión Estatal del Agua que totalizan 5 mil 108.9 mdp. ¡Es como si estuviera organizando una fiesta de despedida y, en lugar de llevar botanas, se llevara la cuenta de la cena!
Y mientras el gobernador juega al mago, los próximos administradores tendrán que hacer malabares para cubrir estos compromisos. ¿Y qué tal el contrato de arrendamiento de Ciudad Laboral por 9 mil 659 mdp? ¡Eso sí que es un regalo de despedida! Con un plazo que llega hasta 2042, parece que Alfaro quiere asegurarse de que su legado perdure, aunque sea en forma de deudas.
Así que, ¿qué hay detrás de esta cortina de humo? ¿Es un intento de desviar la atención de su legado financiero o simplemente un acto de soberbia? La realidad es que, mientras él se despide, otros tendrán que lidiar con las consecuencias de sus decisiones.
En conclusión, el espectáculo de la deuda que deja Enrique Alfaro es un recordatorio de que, en la política, las decisiones tienen un precio. Y aunque él se aleje del escenario, los ecos de su mandato resonarán en las arcas de Jalisco por muchos años más. ¡Salud por Jalisco y que la próxima administración tenga un buen paracaídas financiero! , ¿Y Lemus que estará pensando?
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