Queridos lectores, hoy nos adentramos en el fascinante y a la vez turbulento mundo de la familia González de la Torre, donde la humildad y la ambición se entrelazan como un par de viejos amigos en una fiesta de pueblo. Y es que, si hay algo que nos enseñó Don Roberto, es que la grandeza no se mide por el tamaño de la billetera, sino por la cantidad de jícamas que se pueden vender a 20 centavos el metro cuadrado. ¡Ah, esos tiempos en que los niños preferían no ir a la escuela para ir a comprarle a Don Roberto! Para ellos, esas jícamas, para Don Roberto con su carretilla verlo asomarse para esos niños eran un festín, un verdadero banquete de la infancia.
Pero, como en toda buena historia, no todo es miel sobre hojuelas. La familia González Sánchez, que en su momento fue un ejemplo de unidad, trabajo y bonanza, ahora se encuentra en medio de un torbellino de demandas y desavenencias. Don Ruben y Don José Luis, los dos hijos que desafortunadamente ya se nos adelantaron, dejaron un legado que, como bien dicen, no siempre es fácil de manejar. Y aquí es donde entran en escena los herederos dos de ellos hijos de Rubén: los flamantes políticos y empresarios Abraham González Uyeda y Masayi, quienes, según el murmullo popular, han estado más ocupados en bloquear a Don José Luis y a sus descendientes que en cuidar y crecer el legado familiar.
Imaginen la escena: un consejo de administración donde los ángeles de la familia se convierten en demonios de la avaricia. ¡Qué ironía! Mientras su abuelo Roberto vendía jícamas con una sonrisa, sus nietos parecen haber olvidado esa lección de humildad. Y así, en un giro digno de una telenovela, logran hacer el milagro de dejar fuera a Don José Luis y a sus herederos de la empresa Sello Rojo. ¡Bravo! Aplausos para ellos, que han encontrado la forma de hacer que la familia se convierta en un campo de batalla.
Así que, queridos lectores, mientras recordamos con cariño a Don Roberto y sus dos trabajadores hijos y su legado, no podemos evitar preguntarnos: ¿será que la ambición hanublado el juicio de sus descendientes? ¿O será que, en el fondo, todos ellos son solo personajes de una tragicomedia familiar? Lo que es seguro esto no puede terminar con una de las más grandes empresas de Jalisco!
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