Por Jorge Eduardo García
8 de marzo de 1857, mujeres que laboraban en la industria textil de Nueva York, apodadas como “garment workers”, decidieron organizar una huelga para pelear por salarios igualitarios y jornadas laborales humanas, sin embargo, agentes de la policía las detuvieron, pero eso no las hizo abandonar su encomienda, pues dos años más tarde crearon su sindicato para pelear por sus derechos, los cuales fueron nulos.
El 8 de marzo de 1908, 51 años después de aquella primera vez en que las mujeres se unieron para pelear por sus derechos, ocurrió un lamentable suceso en la historia de la lucha constante por los derechos femeninos.
Ese día 129 mujeres fallecieron al interior de una fábrica en Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, una parte de las mujeres que laboraran en esta empresa se declararon en huelga con la finalidad de buscar un cambio en la reducción de sus jornadas laborales, la cual ascendía a 10 horas.
Asimismo, buscaban igualar su salario con el de los varones. Como represión el dueño de la fábrica cerró todas las puertas del edificio en el que laboraban las mujeres, con la finalidad de que las mujeres se retractaran y abandonaran el lugar, y el resultado final fue la muerte de 129 obreras.
Por todo esto y muchos actos más, en lugar de felicitar a las mujeres por su día, es hora de solidarizarnos con ellas y reconocer la lucha constante que enfrentan contra la violencia y la discriminación. La violencia contra las mujeres es un problema estructural y cultural que afecta a todas las sociedades. Es hora de erradicar cualquier forma de violencia, ya sea física, emocional, económica o simbólica.
En este día, hacemos un llamado a todos los hombres y mujeres a sumarse a la lucha por la igualdad y la justicia. Es hora de crear un mundo donde las mujeres puedan vivir sin miedo, sin violencia y con igualdad de oportunidades., recuerda que una de ellas puede ser tú madre, abuela, hija, familia o amiga.
Seamos solidarios con las mujeres y trabajemos juntos para construir un futuro más justo y equitativo para todas y todos.», no juzguemos sus actos de lucha por la justicia, no olvidemos qué, no existe la justicia para muchas de ellas, y el patrimonio de la humanidad, sin humanidad, es solo vanidad, el dolor y la frustración deben ser erradicados, mientras no se construya una política pública en torno a la salud mental, y a la no violencia, no dejará de suceder, todos sin excepción estamos expuestos a un entorno violento, sin embargo recuerdo las palabras que me dio El Dalai Lama aquel 15 de octubre del año 2013, “Educa a tus hijos con amor y compasión” para que en ellos, el odio no sea una opción de vida, el amor genera bondad y actos de generosidad y agradecimiento, no ofendamos más a las mujeres felicitándoles, amemos a cada persona como es, porque solo así seremos auténticos y lo mejor de todos, seremos nosotros mismos…
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